Sunday, February 4, 2007

Noches de locura 5

Me vine a alojar a un lugar super kitsch.

Y me encanta.

Se llama Hotel Virreyes, y se encuentra en el centro histórico de esta ciudad.

Lo loco del asunto es que el hotel está en mi misma ciudad, no demasiado lejos de la casa. Ya hace mucho tiempo tenía ganas de hospedarme aquí, y hoy por fin lo hice.

Ayer iba a ver a Azucena. Por eso alquilé una habitación de hotel, para pasar la noche. Le dije a mi mamá que me iba a ir a Puebla, porque ya las otras noches que he andado de parranda y he llegado tarde a casa, he tenido lío con ella, y es muy molesto. Por eso, no le dije “voy a llegar tarde”, simplemente se quedó con la idea de que partía hacia Puebla, con lo que se quedó más a gusto. Si no llegaba yo en la noche no era porque anduviera de parranda. Era porque andaba yo allá.

Pero no es cierto.

El hotel es un lugar muy loco, kitsch en extremo, con una decoración propia de lo que vemos en las películas de los a ños sesentas, sólo que casi cincuenta años más tarde… No dudaría ni por un momento que todo este mobiliario datara de esas fechas…

El restaurant, grandísimo, (todo aquí es ENORME), está en desniveles, con ventanales a gogo, sillones minimalistas rojos de diseñador, lámparas de burbuja, ventanales amplios en arco con la barra para comer mirando hacia fuera, anuncios de marcas exóticas como Colorín o Aluvión o el “nuevo” Ford Falcon en las paredes (de esos que estaban pintados tipo cartel de pin/up de los 50’s), lámparas tubulares, todo muy absolutamente retro-fashion.

¡Y me encanta!

El hotel es tipo hostal, todo muy barato, el desayuno que incluye la habitación consiste en café, una taza de yogurt, mermelada, mantequilla, un par de panes medio tostados y un “eso es todo” cuando le preguntas azorado si eso que te sirvieron “eso es todo???”…

Es un lugar para chavos, que andan de mochilazo por todo el mundo, sin grandes exigencias y poco dinero en los bolsillos. Es como el hostal que queda detrás de Catedral, donde me hospedé con Joaquín ahora que vino a México.

Las habitaciones son sencillamente ENORMES, tanto hacia lo ancho como de altura. Me dieron una con dos camas (sigo pensando para qué necesito tantas camas), sillón, sillonera, “budoir”, kilos de espacio libre, con piso de madera y una interesante vista al mar (el mar de autos que hay en el Eje Central), un balcón en el segundo piso con vista a la avenida eje de esta ciudad, en el punto justo y preciso donde se atasca a más poder de autos a toda hora.

Delicioso.

Ah, y me bañé con agua fría.

Delicioso… =)

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