Sunday, April 30, 2006

Noche

Hace mucho que no hacía esto de estar despierto a las 3 de la mañana en mi cuarto, disfrutando del frío de la noche y su silencio. Como estoy en una zona céntrica de la ciudad, siempre hay movimiento. Gente, carros, puestos ambulantes, ruido. Por eso se me hacen tan agradables estos momentos de noche cuando allá afuera mágicamente no se escucha ningún sonido. Si acaso, algún coche desvelado que pasa tranquilamente en dirección a su casa o a la siguiente fiesta, o que viene a cargar en la gasolinera que está justo aquí enfrente. Y me gusta no escuchar la música de los vecinos, ni la señora de aquí arriba que le da por estar lavando los trastes a todas horas del día, ni el ruido del radio de mi mamá, eternamente prendido, que ahorita está allá, encerrado en el cuarto con ella.
Son momentos mágicos.
Y ahorita qué estoy haciendo? Pues escribo un rato, veo algunas imágenes en la computadora, escombro mi cuarto. Pero sobre todo, disfruto.
En las últimas semanas he tenido mucho trabajo, que me agobia bastante y absorbe prácticamente mi existencia. Por ello, las noches las paso tumbado durmiendo para a la mañana siguiente salir corriendo atolondrado para no llegar tarde aún cuando hayamos salido tarde la noche anterior. Pero en fin...Y ahorita, como tenemos este fin de semana largo, estoy aquí, descansando, arreglando cosas, siendo feliz un rato.

Sunday, April 23, 2006

RPS 2 - Monica - Scarlett

—¿Qué decías, güey?

—Nada... —Mónica respondió, un poco revuelta en sus pensamientos—. Nada, que me hablaron de la agencia para un evento el martes. Van a hacer una comida en el Sheraton y ya sabes que en esas comidas siempre quieren niñas guapas.

—Ah... —Scarlett parecía sumergida en sus propios pensamientos.

—¿Quieres ir?

De pronto, Scarlett pareció salir de su mente de un vuelco. Preguntó:

—¿A la cena?

—No... bueno, es una comida... aunque siempre se alargan estas cosas... —Mónica, sentada en la jardinera de la Universidad, veía a la gente que iba y venía. Los chavos y las chavas, en grupitos, riendo a carcajadas y algunos maestros que, a paso apresurado, caminaban hacia sus clases, con papeles bajo el brazo. Y pensar que todo esto acabaría pronto...

Sin embargo, continuó la plática:

—Sí, güey. La neta yo no quiero ir, pero necesito la lana... estoy ahorrando todo lo que puedo.

—¿Ya metiste tus papeles de la beca?

—Sí, ayer los llevé en la mañana.

—¿Y cuándo te resuelven?

—Pues me dijeron que en uno o dos meses... Además, les tengo que llevar la carta de la universidad, que me avala como estudiante, y necesito llevarles mi proyecto de investigación ya terminado.

—Qué chido...

Scarlett jugueteaba con unas tiritas que colgaban de su bolsita, que tenía puesta sobre la piedra de la banca. Se respiraba un cierto aire de nostalgia en el ambiente. Todo se veía normal, la escuela, los chavos, los maestros... pero algo había cambiado. En ella. En los de su generación.

Sentía entre todos ellos una extraña sensación de calor, de fraternidad, de compañerismo que no había experimentado en toda la carrera más que con sus amigos, con Dulce (¿qué habrá sido de ella? le tengo que hablar), con el Moi... Pero ahora todo el grupo estaba más unido... bueno, los dos grupos. Angélica e Itzel iban y venían por todos lados, preparando la graduación —le habían enseñado la foto, de un salón en la Roma y de otro en el World Trade Center, pero no la convencían; ella quería algo más... chido—, las Spice habían dejado de estar tanto tiempo juntas, al contrario de a lo largo de toda la carrera, en la que siempre se las veía unidas en todos lados. Últimamente ellas también habían abierto su grupito a otras personas, y ora las veías con Oscar, René y sus amigos, ora con Hugo, Ulises y Susunaga —quién sabe de qué hablaría con ellos, pero en fin—, y hasta con ellas mismas, con Mónica y Scarlett. Tal vez todo era por la conciencia de que el fin estaba cerca, que éste era el último semestre para la mayoría —aunque algunos todavía debían francés o ella misma, Scarlett, tenía problemas con esa materia— y en diciembre se dirían todos adiós, para buscar nuevos rumbos en sus vidas.

Ella misma sentía temor por lo que vendría después. Ahorita estaba haciendo prácticas en el Instituto Mexicano del Petróleo y preparaba su tesis, su tirada era quedarse a trabajar ahí, pero no había nada seguro. Todo aquel mundo universitario lo veía con nostalgia, aunque, en realidad, nada hubiera cambiado. Lo que cambiaría serían ellos, todos, los de su generación. Saldrían, y no habrían de regresar jamás a la universidad. Toda una época de sus vidas estaba a punto de terminar. Y nadie podía saber lo que les deparaba el futuro...

Mónica, por su parte, estaba metiendo sus papeles para sacar una beca por Relaciones Exteriores. Traía un proyecto de investigación (¿sobre qué era? Sí, psicología de la persuasión, o el liderazgo, o algo así) y lo que quería meter en la Complutense de Madrid, a ver si se quedaba allá a estudiar. Además, repartía su tiempo entre la escuela y su trabajo como edecán —trabajo en el que ya llevaba algunos años y del que ya estaba un poco harta. Pero tenía la esperanza de que las cosas cambiaran ahora que terminara la universidad.

Pero tampoco ella podía estar segura de nada...

***

Saturday, April 22, 2006

Amber Valetta - Kate Moss


Amber Valetta - Kate Moss
Originally uploaded by Shamathelama.
En estos días he estado trabajando mucho, he estado haciendo muchos fotomontajes, de estos deliciosos que me encantan, de lesbianizar imágenes que encuentro en internet.

Aquí, una de las modelos Amber Valetta y Kate Moss que siento que matchó perfecto!

Más en Flickr!

RPS 1 - Mónica - Scarlett

Aquí voy a estar publicando esta historia, en capítulos, que he estado escribiendo desde hace tiempo y que aprecio tremendamente. Es una historia con personajes verdaderos, Mónica y Scarlett, dos amigas mías de la Universidad, y que yo pongo en una situación bastante interesante... lésbica.

Es lo que llamarían en este mundo literario un Real People Slash...

Lean y opinen!!!

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RPS Capítulo 1

—¡Hola, Moni! ¿Qué haces?

Scarlett se inclinó y saludó a Mónica con un beso en la mejilla.

—Nada, güey, que al rato tengo examen de Merca Integral y no he comido... ¡Tengo hambre...!

—Ah...

—¿Qué haces?

Scarlett dejó su mochilita en una de las bancas, a un lado de Mónica, y se inclinó viendo lo que ella tenía sobre la paleta en donde estaba sentada.

—Nada, güey, que el pinche Millán me pidió que le revisara unos trabajos y los quiere antes de las 6. —Alzó la mirada y vio a Scarlett. —¿A qué horas es tu examen?

—A las 7, pero... ay, tengo que comer algo.

—¿Te pido un favor? ¿Me puedes dictar esto?—le extendió la hoja a Scarlett, que se sentó a su lado, tomando la hoja y cruzando las piernas.

—¿Qué es?

—Es lo que les va a poner Millán en el examen de filosofía, uno de los becarios se lo bajó en Word, pero como es medio güey, me pidió que lo revisara. Y la neta tengo hueva. ¿Sí me dictas?

—Bueno...

—Anda, y te acompaño a comer algo después, y te ayudo con Merca.

—Va.

Y le comenzó a dictar el texto. Al hacerlo, apoyados sus codos sobre la paleta, Mónica iba palomeando aquí y allá en lo que tenía escrito en la hoja impresa. Estaba cansada y desvelada. El día anterior había tenido evento, una de esas fiestas de inauguración de no sé qué y la agencia le había llamado para que fuera a trabajar. Habían terminado tarde, y ahorita, la verdad, ya estaba “hasta el queque”. Apenas si escuchaba lo que le decía Scarlett, sus palabras llegaban hasta ella como un susurro, su mente estaba lejos, lejos.

De pronto, bajó de golpe la pluma que sostenía en la mano y la estrelló contra la paleta de la banca, poniéndose de pie.

—¿Sabes qué güey? Ya estoy hasta la madre. Le voy a llevar sus cosas a Millán y que se vaya a la chingada. Ya me harté de que nada más a mí me pone a trabajar y ahí tiene a todos esos becarios buenos-para-nada. Dámelo.

Le quitó la hoja a Scarlett de las manos, suavemente, y mientras la ponía con las demás hojas en la carpeta, espetó:

—Gracias, corazón...

La sangre se le subió a la cabeza de un golpe. Se ruborizó. ¿Qué acababa de decir???

Sin alzar la mirada, agarró las plumas y el folder y los metió en una carpeta, nerviosa. Sólo oyó la voz de Scarlett que le respondía...

—De nada, Moni...

...con un tono deliciosamente dulce... Le había escuchado ese tono antes, dulce, exquisito, deleitante, cuando se lo decía a alguien que le gustaba, o cuando se le declaró a Ulises ahí en el Centro de Comunicación... pero nunca se lo había escuchado diciéndoselo a ella...

Se preocupó.


¿Pero de qué se preocupaba?

—¿Querías algo de comer?—preguntó, sin alzar la mirada.

—Sí...

Tomó la carpeta con los brazos y, casi sin mirarla, le dijo a Scarlett:

—Pues vamos, pues.


***

Se borró todo

Coño, se me borró lo que había escrito. Ni modo.

Sólo díré que hace tiempo que no escribía y que poco a poco iré subiendo aquí cosas que he estado trabajando en estos días de ausencia.